Al tacho el tacho, o tomárselo en serio

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Resulta que Uber es una solución tecnológica. Y que existen los unicornios, y ya que estamos que existe “la nube” que cuida nuestros archivos, o mejor: que el wifi es “virtual” porque no lo vemos.

Así como el wifi es tan físico como un pedazo de madera, y la nube son computadoras que guardan las cosas “en serio” (dejamos el unicornio de lado), Uber es un servicio público, que es de oferta pública, que ocupa el espacio público y que en todo este conjunto asociado a lo público además lucra en forma privada, o sea: debe tributar como cualquier hijo de vecino que hace un negocio.

Entre eso y una app hay millones de años luz de distancia, porque no se trata de tecnología sino de un servicio recontraviejo y probado que es el transporte público. En todo caso, la app y la tecnología hace más eficiente el negocio, la gestión, la toma del servicio, etc. Pegado a esto puede que haya alguna cuestión de seguridad, y de felicidad snob de esa que produce los sentimientos cool por no entender ni de lejos cómo un dedo en un celular se convierte en un auto que te busca. Cuando entendés, la cosa es distinta.

Uber se dedica a romper mercados. Si no entra por las malas, no entra. Y no entra porque los que prestan servicios iguales, similares o parecidos ya cumplen con todo lo que les pidieron por operar en el espacio público. Es obvio que si fuera tachero saldría a cortar calles porque Uber no paga nada. Y entonces aparece el humo opiáceo de los defensores de libertades dudosas: “hay que competir, y dar mejor servicio a los usuarios”… Tan fumados están que no tienen en cuenta que otros servicios pagan “de todo”, y que los uberistas no pagan. Entonces los acusan de estar “cartelizados” o que un sindicalista tiene como 200 tachos que trabajan para él y entonces es millonario… (eso sí, les encanta la publicidad del nuevo modelo -falsamente- “meritocrático” de una marca de autos).

De 30.000 y algo de tachos que hay en la Ciudad de Buenos Aires la mayoría son negocios familiares o individuales. Uber entra para quedarse con el mercado entero, porque Uber funciona solo si es un negocio de escala. De escala para Uber, de menos impuestos que pagan y de menos dinero para conductores que se hacen un vueltito con guita de otros que viven de eso. Si me dan a elegir, competir es más parecido a 30.000 taxis que una empresa (ponele dos) que los gestiona a todos…

Para competir, es decir, para que haya un mercado en serio, no es aceptable que tanto la oferta como la demanda esté hiperconcentrada, eso atenta contra un mercado libre. Los más liberales lo aceptarían! Qué son los defensores de Uber? Pro-monopolio? Por qué hablan de competencia? Si no habría!

A esto hay que agregar la cuestión del espacio público. Pensar que cualquier privado puede hacer uso del espacio público para lucrar en forma privada es una confusión preocupante. Una cosa es que tengas permiso de quienes (entre todos) elegimos para que otorguen esos permisos, porque el espacio público “es de todos”, y no “es de nadie”… y entonces hay que administrarlo. A mí nadie me preguntó si en ese espacio público que también es mío quería que exista Uber. Y como no me preguntaron, tienen que discutir nuestros representantes, aunque preferiría un plebiscito… siempre que estén bajo las mismas condiciones de todos (antimonopolio incluido).

Pero Uber entra rompiendo todo, y eso se confunde con “innovación”… “que piolas que son, entran por la fuerza y luego negocian, todos hablan de ellos”… sí, qué piolas, eh!? Si hiciéramos las cosas así estaríamos todos presos.

Agreguemos los datos que tiene en forma concentrada esa “app” “linda y copada” de Uber: saben nuestros movimientos. Parece que eso es más seguro… (?) Agreguemos que para Uber un auto es commodity, da lo mismo, lo que venga, no me importa quién es ni qué hace, me importa que sirva en ese momento cuando un usuario desea moverse. Pero en ese momento hay un mercado!!! Si hay mucha demanda, el precio del viaje sube… ¿COMO? ¿Un servicio público está sujeto a la oferta y demanda del mercado? ah, detalle: el valor es en equivalente en dólares… (lo menciono porque parece que Argentina la cuestión del valor de su moneda es un tanto relevante)

Finalmente, si no importa quién preste el servicio… estamos ante la instrumentalización plena del vehículo en el espacio público: una vez reglamentado el coche autónomo, ni siquiera nos podremos hacer el vueltito llevando gente… porque a Uber le importa nada, el tema es el servicio. Y parece que es lo único que importa.

En fin… cuando te etiquetan de mediocre te enojás, y hacen analogías falsas sobre el correo, pero por suerte (con términos más académicos) otros intentan explicar que no todo es color de rosa.

Hasta con el argumento más liberal del mundo, tengo muy claro de qué lado hay que estar en este conflicto.

3 responses on “Al tacho el tacho, o tomárselo en serio

  1. Maxi

    Partis de una premisa con la que no estoy de acuerdo, que Uber es un servicio público, por lo tanto se cae la argumentación. Cuando nos juntamos a charlar sobre Uber y otras yerbas???

  2. Martín Parselis Post author

    Cuando quieras, pero si hay algo fundamental en el negocio de Uber es su aspecto público… no me importa nada la aplicación, eso sirve al negocio, lo que me interesa es el “derecho” de uso de una infraestructura pública para lucro…. Si soy transportista tengo que pagar distinto que si tengo un auto para exclusivo uso personal. Es público porque se desarrolla en el espacio público. Por eso no se cae nada, lo que se a cae es la idea de la app, porque ese mismo servicio lo puedo gestionar de mil maneras distintas, pero es el mismo servicio. En el espacio público. De otro modo, todos tenemos derecho a ser manteros. Es idéntico.

  3. Dani

    Parece que hay un malentendido ahí: un servicio es público porque se presta al público y no porque quien lo preste sea un ente público. Acá en esp todo vehículo que presta un servicio (al) público lleva una matrícula que dice SP. Ya sea un bondi, taxi, camión con acoplado o ambulancia. No así por ejemplo las furgonetas de mi empresa, que son un servicio a mi mismo, su leit motiv no es el transporte de cosas o personas para terceros sino ayudarme a mi a hacer un laburo. Llegado este punto, supongo que esta matrícula implica una tasa o inspección especial, distinta a las demás. Incluso las furgonetas de la empresa, por los años que tienen, pasan itv (inspección técnica vehicular) cada 6 meses, cuando un particular con la misma antigüedad lo pasa cada año. El lío con Uber acá se montó también, y es siempre lo mismo. Ventajas comparativas. Lo que pasa es que el público nota que el “chiringuito” lo tiene el tachero, porque tener una licencia de taxi es casi como un teléfono en la epoca de Entel. Hereditaria o con toneladas de guita. No se como están los remises hoy pero para mi es fácil recordar cuando el remise de ayer era lo mismo que el Uber de hoy. Un gran invento en el que la “informalidad” (y la ventaja competitiva) estaba en el adn del negocio. Así inventamos todos! Mañana me pongo a construir casas que se vendan sin iva ni impuestos inmobiliarios. Vendo yo solo. Eso si lo de la “competencia” en los taxis con el precio regulado te la debo. Si al menos fuera un precio máximo…

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