Entre las varias participaciones con Juan Pablo Tramezzani en Concepto 1050, esta semana hablamos de qué está pasando con Twitter a raíz de la inmensa difusión mediática que lo incluye en los entornos políticos y faranduleros.
Hoy un número “exitoso” de seguidores en Argentina está entre las decenas de miles (Roberto Pettinato con 112.000 cabeza a cabeza con Fierita Catalano). Ronnie Arias tiene una cantidad de seguidores semejante (72.000) a los políticos más seguidos como Aníbal Fernández (75.000) y Mauricio Macri (78.000).
Lo cierto es que salvo personajes muy excepcionales estas personas encontraron en Twitter una forma de apalancar su imagen pública, y están muy lejos de haber sido “nativos” twitteros, sino que desembarcancon las mismas intenciones de publicidad que en los clásicos medios de comunicación.
Otra cuestión asociada es que en algunos es poco creíble que realmente sean ellos quien twittean. Pareciera que Aníbal sí lo hace aunque está muy poco claro que lo hagan Macri, Rodríguez Larreta, Cristina Fernández y Ricardo Alfonsín, tal vez Prat Gay y Timmerman lo hagan.
El punto del contenido es otra variable importante, y es la que define un Twitter argentino Tinellizado: irrelevante, poco colaborativo y sin ningún tipo de vuelo intelectual. Los políticos se venden como si estuvieran en TV, y la farándula también desparrama sus prácticas televisivas. Es un enorme desperdicio del poder de una red pública como Twitter, situación que sólo genera ruido.
Para muestra, Luisana Lopilato tiene más de 240.000 seguidores, si se animan, lean lo que publica.
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