Comentarios sobre la biografía de Steve Jobs

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Terminé queriendo seguir leyendo la biografía de Steve Jobs de Walter Isaacson. No sabía muchas cosas, y se otras que ni siquiera se comentan en el libro. Hacía muchos años que no leía un libro completo, desde la primera hasta la última página. Mi hábito de lectura es totalmente fragmentado y ramificado, con varias lecturas simultáneas, y entierro a aquellas que no disparan alguna idea.

La bio de Jobs, afortunadamente, no tiene un eje cronológico único, sino que matiza cronología con temas, y así es posible retomar distintas épocas según los ejes temáticos elegidos por Isaacson. Eso lo hace más entretenido y enfocado a los puntos que él consideró importantes y que me ayudaron a completar mi idea sobre Steve Jobs.

He visto personas, techies principalmente, que no lamentaron la muerte de Jobs y otras que al leer la biografía dejaron de utilizar productos Apple. Algunos fans se sorprendieron de lo duro que podría haber sido trabajar o negociar con Jobs. En mi caso fue algo muy inspirador, y considero que las cuestiones de personalidad suelen ser juzgadas desde el comportamiento esperable de los demás, especialmente en las esferas formales. En ese sentido Jobs hubiera sido un inadaptado, descortés, poco humilde, arremetedor, prejuicioso, entre otras cosas. Sin embargo, conozco personas muy entrañables que muestran esas características. ¿Qué tipo de mandamiento social dice que una persona debe ser “cool”? ¿atenta y considerada? ¿empática? ¿tolerante?… Sin dudas es políticamente correcto decirlo, pero nunca consideré estas características como determinantes de una persona. La mayoría de las discusiones importantes e interesantes que tuve en mi vida fueron con personas insensibles y despiadadas intelectualmente. Personas vehementes capaces de plantarse en sus ideas y llevarlas al extremo. Son mis mejores experiencias de aprendizaje, especialmente cuando de un momento a otro lo que se lleva al extremo es una idea distinta.

El Jobs despiadado no tenía matices, pero se integraba complejamente con niveles de sensibilidad muy poco frecuentes. La posibilidad de integración entre estas dos cosas justifica en parte sus juicios binarios. Su extrema sensibilidad puede ser compartida por muy pocas personas, lo que impide un estilo de comunicación basado en el consenso. Las personas brillantes no pueden ser juzgadas por los modelos “promedio”, basta con recordar aquel lugar común de que ante una obra “extravagante” suele decirse “son artistas, están medio locos”

Lo que probablemente irrite a algunas personas es la actitud de un tipo, en varios aspectos análogo a un artista, en un contexto de empresa. Incluso hay personas que piensan que ser músico es un trabajo… por lo que deberían comportarse de algún modo esperable. Pienso distinto: los verdaderos artistas son reservorio de libertad y arbitrariedad, de modos distintos de pensar, mirar y hacer las cosas. ¿Por qué eso valdría para un artista plástico y no para un empresario? Si ser artista es un trabajo, antes que una actividad creadora, suscribimos el modelo espantoso de la cultura industrializada, del mismo modo que trasladado a las empresas a los productos similares y no diferenciados que nos inundan. Eso es lo que Jobs no quería hacer. Es lo que no hizo.

Leer una biografía es sumergirse en la persona. En el caso de Jobs la persona está expresada en sus obras, tal como ocurre con los artistas, y como no suele ocurrir con personas promedio cuyas ideas no se manifiestan en lo que hacen. Por eso también es un reduccionismo juzgarlo desde una tabla comparativa de funciones técnicas de producto. De hecho, los que usamos Apple hace mucho tiempo tenemos serios problemas para explicar qué es lo que nos seduce de sus productos, y que yo sintetizo en una gran experiencia integral de usuario, que además no frustra.

El control es uno de los temas que recurren a lo largo de la biografía. Control por el diseño, y también por la centralización del tráfico de bienes culturales. Control en una época de conflicto profundo entre sistemas abiertos y sistemas cerrados. Sistemas que se justifican desde ideas. La cultura libre por una parte y por el otro esquemas de negocio de bienes culturales que están en crisis y que hasta iTunes no habían encontrado ninguna alternativa a la distribución “legal”. Editoriales y discográficas tienen una alternativa, pero los usuarios también: nada impide en iTunes agregar material desde otras fuentes que no sean la compra del material. Control en un mundo en el que el código abierto y la actitud de compartir libremente está presente en el hardware y en el software. Ningún hardware y/o software de código abierto ha logrado la experiencia de usuario que ha logrado Apple. Y sin embargo, al tratarse de compartir en las redes Apple no ha generado ninguna traba y hay softwares para hacerlo. ¿Cuál es el conflicto de los militantes del código abierto con respecto a Apple? una cuestión política encarnada en el modelo de la innovación colectiva. En este punto admiro ambos modelos. Por una parte resulta maravilloso el modo en que distintas comunidades logran innovar y crear en base a proyectos colectivos. Por el otro, el resultado de una mente brillante también resulta maravilloso y revolucionó nuestra relación con la informática y los contenidos durante 40 años. Agrego a esto que para algunos de nosotros también fue un indicador de aquello que toleramos o no de un producto, nos volvimos exigentes y despreciamos los productos que nos frustran. Aplaudo eso. Ambos modelos dan resultado, con la salvedad de que para que funcione el modelo del control prefiero que esté en manos de una persona brillante capaz de integrar nuestra experiencia, la tecnología y el arte.

Los estudios sociales de la tecnología, por otra parte, suelen abrir la discusión de la técnica y la innovación a un gran número de actores sociales. Es razonable que una sociedad pueda tener voz y voto acerca de su futuro en términos tecnológicos. Nuevamente se trata de modelos: comparto esa idea, pero no imagino cómo haríamos muchas de las cosas que hoy queremos hacer sin que alguien especial haya inventado el modo de hacerlo. Muchos de estos estudios tienen un espíritu regulador y de “limitación democrática” acerca de qué hacer o no con las distintas tecnologías. Otros se enfocan hacia la valoración de un modo de vida y sobre el estatus superficial e irrelevante que muestran nuestros hábitos de consumo. Comparto ambos de algún modo, pero sigo sin entender cómo a partir de ello es posible imaginar mundos distintos como lo hacen los artistas o los grandes inventores. ¿Hubiera existido Macintosh? ¿iPhone? ¿iPad? ¿Seríamos capaces de producir y compartir materiales como lo hacemos? ¿Entenderíamos a las computadoras? ¿Entenderían las computadoras lo que queremos que hagan? Lo dudo mucho… Nuevamente los personajes como Jobs no pueden ser juzgados por los modelos del promedio.

Apple es una empresa que fue vehículo para las ideas de Jobs. Como empresa muchos la juzgan como a cualquier otra, pero gracias al afán de control siempre tuvo presente algo que no está en otras empresas: el concepto de la perfección del producto por sobre el dinero y su trascendencia. De hecho la relación entre Jobs y el dinero es bastante distinta de la que mantienen la mayoría de los empresarios. Jamás estuvo en primer plano. Apple para Jobs no es un medio de vida sino una vía de creación. Como empresa, también, mantuvo prácticas orientadas a concretizar sus creaciones: fábricas, proveedores, etc. que podrían discutirse desde varios aspectos sociales e industriales, pero que finalmente siempre están en un segundo plano. La trascendencia se manifiestó constantemente al poner a sus productos como partícipes de un mundo mejor (“un lugar mejor”) pensando distinto que el resto de las empresas.

Tal vez el aspecto más impresionante de Jobs es el de la capacidad de integrar, no tanto cosas que ya existían sino la totalidad de los aspectos que hacen a la experiencia de los usuarios. Se trata de estética, innovación, función y especialmente nuevas categorías sobre las que pensar a la tecnología. Los productos de Apple no son meras herramientas o dispositivos que pueden intercambiarse alegremente por otros. Y esto no se trata de compatibilidad sino de que es la diferencia entre integrar tecnologías a nuestra vida versus rodearse de cajas funcionales irrelevantes. Socios versus herramientas. Según la propia concepción de Jobs: no querer rodearse de objetos a los que no admire…

Las personas especiales siempre entran en conflicto, o habitan en su propia construcción del mundo. Jobs hacía ambas cosas. Juzgarlo desde categorías promedio es como aniquilar el valor de los grandes artistas.

 

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