“Un flaneur anda, se desliza incluso entre la multitud” dice Gros en su libro “Andar, una filosofía”.
Dar sentido a la técnica es un libro que he escrito con poco respeto disciplinar, buscando las maravillas dentro de un paisaje técnico despersonalizado, intentando encontrar el lugar en el que es posible mirar el paisaje técnico caracterizado por el anonimato. Maravillas que a su vez se encuentran dentro de la hostilidad de la multitud técnica absolutamente mercantilizada. Es un libro que está algo lejos del estilo académico aburrido y cerca de un lector interesado.
En este recorrido es posible advertir algunas dimensiones de la técnica que por diversos motivos han sido separadas de nuestra posibilidad de observación y acción. Discuto algunos de esos motivos, pero también en tono propositivo intento poner de manifiesto que el extrañamiento que tenemos frente a la técnica convive con nuestra sensación de familiaridad hacia ella. Esto no tiene por qué ser así.
Con Miguel Angel Quintanilla ya habíamos hecho esta observación con las Tecnologías Entrañables. Actuamos como si nada pudiera ser de otro modo, cuando las decisiones para que las cosas sean de esta forma no están determinadas, y hay agentes que deciden que sean así. Si pudiéramos encontrar algunas vías para revincularnos con ellos, seguramente tendríamos la posibilidad de accionar sobre el rumbo de la técnica. Es decir: darle sentido.
Cuando el paisaje ya está conformado es poco lo que podemos cambiar. Y aún pudiendo cambiar algo, se trata de una acción reactiva frente a lo que ya existe. Frente a lo que ya ha influido en nuestra forma de vida. Frente a lo que ya nos constituye.
Dar sentido es buscar la acción en el diseño, antes de que cambie nuestro modo de estar en el mundo; o al menos que tengamos la posibilidad de definir qué queremos, qué es deseable, y cómo quisiéramos transformarnos como individuos y como especie. Es, entonces, una forma de proyectarnos hacia el futuro y no ser sometidos a las proyecciones de futuro de otros.
Por ello es importante la búsqueda de un valor inapelable como la honestidad. Si las tecnologías fueran honestas no nos encontraríamos frente a situaciones no deseables (que no es el mismo que “no previstas”) una vez que otros decidieron a qué tipo de paisaje técnico nos deberemos someter.
Dar sentido a la técnica es un libro que sintetiza un diagnóstico sobre el modo en el que estamos haciendo el desarrollo tecnológico, y es también un llamado a poder intervenir en él como actores principales a través de la cultura tecnológica (un gran fracaso de los sistemas educativos), la formación de los perfiles técnicos (alejados de las humanidades), y algún acuerdo que permita fortalecer nuestra autonomía, no diluir responsabilidades, legitimar lo que construimos y cuidar aquello que es dado.
Hacia el final de mi andar por el paisaje técnico, sintetizo que debemos acordar algunas cosas: nuestro estatuto como humanos, la capacidad de decidir sobre nuestra forma de vida, y una serie de otros problemas que parecen inminentes como la gestión de commons.
Los invito a recorrer este camino, y a que podamos intercambiar nuestras impresiones sobre el paisaje.
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Disponible en:
Este artículo en pdf: Martin Parselis sobre Dar sentido a la técnica
Cita:
Parselis, M. (2018). Dar sentido a la técnica ¿pueden ser honestas las tecnologías? Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos – Catarata. ISBN: 9788490974742
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