Me cansé de hablar del problema que implica centrarse en las plataformas de e-learning cuando se intenta decidir sobre cómo se enseña o aprende online. De hecho soy desarrollador de una, y usuario de varias, y trabajo con Ana María en estudiar desde nuestra experiencia cómo es eso de enseñar y aprender sobre las redes.

En cierta forma la ceguera de reducir todo el problema a la elección de una plataforma según las funciones que tiene ya es cosa del pasado, al menos en contextos relativamente experimentados. Si se tabularan las características que suelen evaluarse cuando se busca una plataforma, y a su vez se verifica el tipo de uso que se les da, inmediatamente queda en evidencia que hasta una simple cuenta de correo electrónico gratuita podría cubrir ciertas prácticas.

Sin embargo es difícil encontrar casos (al menos locales) en los que el e-learning haya sido trabajado en forma integral, con la consecuencia lógica de ser abandonada no por las instituciones sino por los supuestos usuarios. Este abandono es un tremendo síntoma de equivocación en los enfoques de desarrollo, diseño, implementación  y sobre todo de comprensión global del problema.

De a poco, va perdiendo sentido:

• la utilización de una plataforma: hoy existen infinidad de aplicaciones sobre las que se pueden crear comunidades virtuales con pleno soporte multi/hipermedial y posibilidades de extensión de funciones con Plug-Ins
• una gran inversión en sistemas propietarios: hay que prestar atención a la oferta de productos Open Source que son los verdaderos innovadores en este campo
• el bloqueo: no se puede comprometer la experimentación o cualquier actividad defendiendo argumentos de ancho de banda, distracción, o seguridad
• y sobre todo los prejuicios

Ojalá el Virtual Educa Argentina sea un espacio para discutir esto.