En marzo de 2025 se publicó el Dossier sobre Tecnologías Entrañables en el Número 58 de la Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad. La convocatoria para que coordine esta sección fue impulsada por Ana Cuevas Badallo, atenta a que el concepto de Miguel Angel Quintanilla (Tecnologías Entrañables) ya había transitado un camino y que era oportuno dar cuenta de sus ramificaciones.
Los autores convocados para esta publicación provienen de experiencias y formaciones diversas y ha dado cada uno de ellos una mirada valiosa: Diego Lawler, Darío Sandrone, Leandro Giri, Gustavo Giuliano, Fernando Broncano, Hernán Miguel.
Esta convocatoria sobre tecnologías entrañables ha dado un resultado interesante, dado que se han producido artículos sobre temas muy diversos e incluso inesperados. Podríamos ensayar que esto se debe a que las tecnologías entrañables no son comparables a la exactitud pretendida de una especificación técnica, pero tampoco son principios éticos generales aplicables a cualquier acción humana. Debido a este rasgo, los criterios de las tecnologías entrañables tienen la potencia de ser articuladores entre algunos principios que guían o, como se titula uno de los libros asociados al tema, “dar sentido”.
Más que como una ética, y más que como una práctica concreta técnica, las tecnologías entrañables pueden situarse en el lugar de una deontología para todos los agentes involucrados en el desarrollo y el uso de las tecnologías. Podrían alcanzar cualquier instancia de diseño y también podrían considerarse como una guía para la enseñanza de cultura tecnológica, una condición mínima para realizar un ejercicio ciudadano en materia tecnológica.
La diversidad de temas y aplicaciones que se presentan en esta edición parece mostrar que es necesaria la adaptación de los criterios de las tecnologías entrañables a cada tipo de tecnología y contexto. De hecho, en mi tesis de 2016 quedaba planteado un problema de escala del sistema para analizar, y que podría darse la situación de que una tecnología sea entrañable en una escala dada y no en la de sus componentes.
Introducción a la presentación del Dossier

Las democracias liberales que inspiraron parte del progreso en Occidente, con sus crisis y tropiezos, enfrentan hoy varios desafíos, incluyendo la necesidad de gestionar la complejidad social y las interdependencias, una creciente escisión entre las personas y sus gobernantes, ineficiencia explícita, riesgo de autoritarismos, entre otras. Estos son algunos problemas que cita Daniel Innerarity como erosionantes de la democracia al proponer la idea de “democracia compleja” como un enfoque posible para gestionar las democracias del siglo XXI. La incertidumbre, digamos intrínseca, que acompaña a estas democracias repletas de exigencias muy disímiles, además pone a las generaciones actuales en un verdadero problema de prospectiva que el autor resuelve con la idea de “solidaridad intergeneracional”, acompañado del aprendizaje colectivo y la inteligencia distribuida, poniendo un especial énfasis en la necesidad de una “gobernanza global”.
Esa tesis, que defiende la idea de la búsqueda de un rediseño institucional (o poco menos), para adaptar la democracia a un contexto que ha cambiado sustancialmente, puede inspirar a hacernos las mismas preguntas por distintos aspectos de nuestro mundo. Entre ellos, el desarrollo tecnológico, que también ha sufrido cambios profundos al compás del aumento de la complejidad. ¿Es posible pensar de otro modo el desarrollo tecnológico para orientarlo a propósitos deseables? ¿Cómo podemos hacernos cargo de la complejidad estructural de las tecnologías actuales y la dilución de las responsabilidades? ¿Podemos pensar en una suerte de “solidaridad intergeneracional” en el desarrollo tecnológico? ¿Podemos evitar el desarrollo de “máquinas autoritarias”? ¿Somos responsables del “sonambulismo tecnológico”? ¿Es posible trasladar propósitos generales a cualquier tipo de dispositivo, incluso
organizacional?
Pero también podemos ir más allá con una pregunta clásica de Miguel Ángel Quintanilla, visiblemente preocupado también por mejorar la “democracia tecnológica”: ¿dónde está escrito que esto deba ser así? O ya iniciando la formalización del tema del dossier: ¿es posible un modelo alternativo de desarrollo tecnológico? Los autores convocados para este dossier ensayan respuestas a algunas de estas preguntas a través de las tecnologías entrañables.